26 March 2009

La CIA y Venezuela


Luego de una década escuchando al presidente y altas autoridades de su régimen repetir hasta la saciedad que todos los problemas de Venezuela son culpa de la CIA, uno puede afirmar que la identidad del coco ha sido establecida en el vernáculo venezolano. O por lo menos en los hogares donde Chávez es el santo patrón, el que todo lo ve y todo lo sabe. ¿Que no hay leche en el mercado? Esa fue la CIA. ¿Que las lluvias causaron el derrumbamiento de unos ranchos? Esa es la CIA. ¿Que acribillaron a unos estudiantes en Kennedy? La CIA esta infiltrando nuestro barrios. ¿Que los maestros están protestando, los obreros de PDVSA anunciando paros y los damnificados de Vargas clavándose las manos a los arboles en el Rosal? ¡La CIA esta desestabilizando la revolución bolivariana!


La CIA planeó, organizó e intentó tumbar a Chávez en el 2002. La CIA capturó a Rodrigo Granda y casi lleva a la guerra a Venezuela y Colombia, cuando sus operativos mataron a Raúl Reyes en Ecuador. Manuel Rosales está en la nomina de la CIA, y los recoge latas son en realidad agentes secretos de la CIA, que mantienen al imperio informado en todo momento de lo que sucede, en todo lugar, en Venezuela.


¿El referendo revocatorio? No faltaba más, esa fue otra maquinación de la CIA. Ahora bien, a cinco años del RR, la CIA ha decidido declarar, a través de un experto en ciber-seguridad llamado Steve Stigall, que Chávez en realidad se robó la elección y que los resultados anunciados por Francisco Carrasquero y Jorge Rodríguez, otrora dizque autoridades electorales independientes, no son reflejo de la voluntad popular sino producto del chanchullo del CNE con las maquinitas de Smartmatic.


Discúlpenme lectores, pero, este nuevo coco es pura paja. Stigall ha dicho que, hasta donde él sabe, el programa utilizado para determinar aleatoriamente los centros que habrían de auditarse, en la segunda auditoria, fue el que propuso el CNE. Basado en esta información, Stigall concluye que en los centros escogidos no ocurrió ningún guiso, es decir la votación electrónica se llevó a cabo debidamente, por tanto, una auditoria no revelaría nada comprometedor. No obstante si hubo guiso, ya que según Stigall, alterar electrónicamente resultados electorales es fácil.


Pero eso lo sabíamos los venezolanos desde el 2004. Jennifer McCoy, del Centro Carter, admitió en un email dirigido a mi persona, que el programa utilizado, en computadoras del CNE, para seleccionar los centros a ser auditados, era del CNE. La utilización de ese programa fue lo que causó que la oposición se retirara de la auditoria, declarando fraude, puesto que el arreglo entre el CNE, gobierno, oposición y observadores internacionales no contemplaba que fuera el CNE quien decidiera que programa se utilizaría. McCoy afirmó al respecto “en retrospectiva, me gustaría haber insistido en la utilización de nuestro programa, no porque dude del que uso el CNE, sino mas bien por el problema de percepción y la confianza que esta acción hubiera generado. También lamento no haber insistido en negociaciones directas entre el CNE y la Coordinadora Democrática sobre las condiciones de la segunda auditoria. Creímos en aquel momento que era importante realizar una segunda auditoria lo más pronto posible, y de esa forma atender las preocupaciones de la Coordinadora, sobre la posibilidad de que se violara el contenido de las urnas”.


El 3 de octubre del 2004 escribió McCoy esas palabras. Publique mi intercambio con McCoy ese mismo día. Pero le ha tomado casi 5 años a la CIA afirmar públicamente lo que sabíamos. Lo que la CIA no ha dicho explícitamente, es que en esa segunda auditoria, a realizarse en 192 cajas o urnas que serian escogidas dizque al azar, solamente 76 cajas o urnas fueron auditadas. De esas 76 urnas auditadas, la oposición presenció solamente 27, y en esas 27 urnas auditadas el resultado fue el contrario al anunciado por el CNE. Mis preguntas de entonces a McCoy, son validas hoy para la CIA: ¿Por qué no se auditaron las 192 cajas o urnas? ¿Por qué se le permitió a la oposición presenciar solamente 27 de la 76 auditadas? ¿Por qué la OEA y el Centro Carter, violando el acuerdo suscrito, permitieron al CNE utilizar su programa de selección aleatoria de urnas, y no el propuesto por la OEA y el Centro Carter, como exigía la Coordinadora?


Desde luego que con una CIA como esa Hugo Chávez puede dormir tranquilo y seguir ganando tantas elecciones como le plazca.

20 March 2009

Chávez se va atrever: la pregunta es ¿qué hará la oposición si meten preso a Rosales?

Habiéndome pasado unos meses viajando por toda Venezuela con Manuel Rosales en la campaña presidencial del 2006, me siento con propiedad como para ofrecer una opinión sobre lo que podría resultar de la orden de arresto emitida por la juez chavista.

Rosales es un tipo que viene de bien abajo. Es un individuo que se ha labrado a pulso propio su destino. Nació y se crió en un pueblo de mala muerte, de esos que abundan en Venezuela. Temprano se dio cuenta cómo se bate el cobre y decidió incurrir en la política, quizás el único medio en el cual individuos desprovistos de preparación pueden llegar a algo. Pero no la tuvo fácil, pues como no nació en el seno de una familia política tuvo que enfrentarse, solo, al poder constituido de la región: los bachacos. Éstos, que controlaban la maquinaria adeca zuliana, eran la fuerza y el gobierno.

El primer puesto de alguna relevancia para el cual fue electo Rosales fue el de concejal. Me contaba Gustavo Lopez, durante la campaña, que Rosales dizque andaba en un conquistador azul, todo ‘escoñetao’, pegando afiches en los postes, organizando y asistiendo a mítines, a los cuales asistían cuatro gatos, peleándose –a puños o a tiros- con quien intentase torpedearle su campaña, viajando hasta el último rincón de la circunscripción electoral donde estaba trabajando, malcomiendo, durmiendo dentro del carro, en fin, una época plagada de vicisitudes.

Acción Democrática detentaba el poder, a través de los bachacos, y éste pretendiente no era bienvenido. No solamente batió al candidato bachaco en la elección, sino que Rosales terminó enamorando, y casándose, con la hija de una de las dirigentes más aguerridas del grupo bachaco, cuyos líderes de entonces son ahora el brazo operativo, financiero y político de Rosales.

No contento con haber llegado a lo más alto de la administración pública en el estado Zulia, no contento con haber humillado electoralmente, en reiteradas ocasiones, a Hugo Chávez con todo su poder político, económico y mediático, Manuel Rosales logró la nada despreciable empresa de haber logrado ser escogido como el único contendiente de Chávez en las presidenciales del 2006. Algunos pensaran, “gran vaina”. Sin embargo, el que un zuliano, léase un outsider, de las características de Rosales, logre imponerse, políticamente, ante la cúpula político-económica caraqueña, créanme, que no es pendejada.

Pero ese es Rosales. No tendrá la labia de Chávez, ni tendrá su don de gente, ahora bien, políticamente hablando, el zuliano no tiene nada que envidiarle al barinés. Todo lo contrario. ¿Caudillos ambos? Sin lugar a dudas. No obstante, uno es un demócrata, convencido, el otro, bueno, para que reiterar. Hace más de 30 años, mientras el Chávez andaba abrigando sus primeras ideas de asaltar el poder usando la fuerza militar, Rosales andaba pateando la calle, bregando contra el poder constituido en uno de los entornos políticos más brutales y difíciles que pueda imaginarse, y ganando adeptos, quienes, dicho sea de paso, lo acompañan hasta el día de hoy. ¿Puede Chávez decir lo mismo? Rosales tiene, en Pablo Perez, a uno de sus exitosos delfines, ¿donde están los de Hugo?

Luego viene lo importante, que es la gestión de gobierno. Maracaibo, y digo esto siendo lo que muchos considerarían un caraqueño equivocado, es una ciudad vivible, agradable, más limpia que Caracas, llena de nuevas obras públicas, de islas verdes, con hospitales que funcionan, con vialidad decente. Rosales le puso empeño y buena cara a Maracaibo. El tipo ha trabajado para quien lo eligió y no discrimina a quién no lo hizo. Quizás esa es la razón por la cual Chávez no ha podido imponer a sus marionetas en el Zulia. Quizás esa es la razón por la cual la lotería de las smartmatics no le ha tocado al golpista ni en Maracaibo, ni en la Costa Oriental. En el Zulia, no hay que ponerse una franelita roja para percibir beneficios públicos.

Y he de hacer un alto aquí, y explicar que ésta fue una mis grandes frustraciones durante la campaña. La gente que apoya a Chávez en el interior de Venezuela no está al tanto de la mejora de la calidad de vida de los zulianos en general. Quien vive en Ciudad Bolívar, inexplicable bastión chavista a pesar de la campaña oficial de destrucción sistemática de la CVG, no sabe que en Maracaibo, hoy, se vive mejor que hace 10 años. El margariteño, con todo y la buena labor de Morel, tampoco lo sabe: ni lo saben los gochos, a pesar de su cercanía; ni los llaneros, mucho menos los caraqueños equivocados, con la paja aquella de que “Caracas es Caracas y lo demás monte y culebra”. Y la falla comunicacional, amén de la falta de testigos en el 40% de las mesas electorales, fueron, en mi opinión, determinantes en la derrota de Rosales en el 2006. Rosales lo ha hecho muy bien como gobernante, y los hechos, y las obras, están ahí para quien tenga ojos las vea. Por ello siguen eligiéndolo y a quien lo representa.

Las dadivas de Rosales no son bolsitas de comida, ni misiones, ni un deposito de unos miles por no hacer un carajo. No. Las suyas son obras que duran más de un momentico: hospitales que acogen gente, escuelas con papa diaria, obras de saneamiento en los barrios, admisiones en instituciones de educación superior que existen, vialidad operante, transporte público, etc. El que no me crea, que vaya y vea.

Y es por ello que Chávez lo quiere meter preso. Por ladrón no es, ya que si ese fuera el caso y Chávez estuviera tan preocupado por la corrupción, a los primeros que pondría presos es a sus familiares más cercanos, ya que el si está en disposición de saber si lo que tienen es mal habido o producto del trabajo honesto. A lo que Chávez le tiene verdadero culillo es a la buena gestión. Eso lo aterroriza más que mil marchas estudiantiles, o ex generales alzados. Por eso inhabilitó a Leopoldo, y quiere convertir en unos sitting ducks a todos los alcaldes y gobernadores opositores, quitándoles competencias, ya que sabe que, si lo hacen bien, el chance de la reelección, en vista del fin de la piñata petrolera, se minimiza con el tiempo.

Pero la pregunta sigue siendo esta: ¿Qué va a hacer la oposición, en su conjunto, cuando metan preso a Rosales? ¿Marchas? ¿Declaraciones apasionadas ante los medios? ¿Gritar, todavía más alto, que Chávez es un dictador?

El zuliano ya se arrechó, de hecho ya sugirió que el pueblo se va alzar. No me cabe duda de su palabra, en cuanto a su persona y su entorno se refiere. ¿Y después que mande Chávez, desde la comodidad de su palacio, a un regimiento de matones del ejercito o la Guardia Nazional a apagar el peo, qué? ¿Después que cojan preso al Rosales, nótese en absoluta ausencia de una sentencia firme y definitiva por los cargos que se le imputan, quien es el que se va alzar, Yon Goicoechea y los estudiantes? ¿Ramos Allup? ¿Teodoro el vergatario? ¿Omar Barboza y el resto de los bachacos? ¿Alberto Federico Ravell? ¿Puede algún venezolano imaginar a Julio Borges llamando al desacato público a los constantes atropellos de las autoridades chavistas? ¿Puede algún venezolano imaginar al TSJ declarando ha lugar el fallo introducido por los abogados de Rosales, sin un peo previo de proporciones nacionales?

Rosales va a tener que entromparse otra vez con el bachaco, pero esta vez quizás no salga victorioso. No por que el no tenga las ganas, o las bolas, para hacerlo, “en cualquier terreno” como dijo ayer. Sino por que, fuera del Zulia, le falta musculo, pueblo opositor, dispuesto a fijar posición con respecto a sus representantes políticos y decir “ayer fue Simonovis, o Humberto Quintero, u Otto Gebauer, o Nixon, hoy es Rosales, mañana seré yo.” El problema no es Rosales, el problema no es si se cogió unos reales o no. El problema es que la libertad de todos y cada uno de los venezolanos dura hasta el día que Chávez, o cualquiera de sus adláteres, decide ordenar un arresto y meter preso a alguien, cuya culpabilidad no ha sido demostrada. Ese es el gran peo, que el debido proceso, la administración de justicia y la presunción de inocencia ya no existen en Venezuela, y eso nos afecta a todos los venezolanos, chavistas y opositores por igual. Nadie está a salvo, nadie escapa a la interpretación chavista de la justicia. Ya no hay que demostrar que alguien es culpable en una corte, ya que ya Chávez decidió que todos los que no se arrastran ante el somos culpables

13 March 2009

An account of chavista violence in Venezuela

At the end of the WWII Romeo hailed from an impoverished town in Italy to Venezuela. As many other Europeans that had made the same journey, he only wanted to work and live in peace. Romeo started off in the construction business with a “paisá.” The new country had everything he wanted: plenty of opportunities, peace and stability, its people were generous, open, welcoming and warm. Romeo felt more at home than back in Italy and swore to himself that he would never go back to that miserable existence from where he had escaped.


The following 40 years were benevolent and Romeo’s fortunes increased exponentially: in that period he had managed not only to escape poverty but his children ended up having the formal education he never had, all gaining postgraduate degrees. Given the considerable size of his enterprise, Romeo knew that one day his children would take over. That certainty made him punctilious about education.


At the time of his death, Romeo’s company owned some 300 properties in Caracas. One apartment, of the 300, is located in Avenida Urdaneta, very close to Banco Central de Venezuela and the Foreign Ministry. A group of chavistas, taking presidential cues, had invaded the property. Romeo’s only daughter, previously a respected researcher with a multilateral organization, took issue with the abuse and decided to move back to Caracas, from Geneva, to take control of the family assets.


She started down the legal route, presenting all kinds of requests with the appropriate authorities to regain possession of the property. Nothing happened. Time elapsed and authorities would not even acknowledge receipt of documentation denouncing the issue. This being Venezuela, she devised a plan. Counting on neighbours’ assistance, Romeo’s daughter decided to wait for an opportunity, which presented itself one morning when all chavistas had left the apartment to run errands. At that point she acted decisively: a corrupt police man, a blacksmith and herself met at the building’s entrance. The police man was paid one million Bolivars to keep momentary guard at the entrance, while the blacksmith installed a new security door in the apartment. All the while Romeo’s daughter was aghast at the state of disrepair of the apartment.


Other neighbours, who had been watching the proceedings, started texting the chavistas. In a matter of minutes, a group of 12-15 armed hoodlums arrived in motorcycles and were ready to enter the building. The police man did not even contemplate calling for assistance or trying to negotiate, and left in a hurry. The gun toting thugs made their way to the 7th floor. Seeing this development, Romeo’s daughter locked herself inside the apartment and started crying out for help, calling desperately family and the police. First victim was the blacksmith. He was badly beaten and left unconscious. In the meantime, members of the assaulting gang were screaming obscenities at Romeo’s daughter, saying “¡te vamos a coger entre todos coño e’ tu madre!”, while they tried to force their way in. In her utter desperation and absolute fear, Romeo’s daughter reached a suicidal conclusion.


Due to the scandalous and violent situation, neighbours and pedestrians alike tried, to no avail, to alert the authorities, after all two government buildings are in the close vicinity. The guards at Banco Central allegedly said that they couldn’t do anything. The set of doors had finally been opened by the raiding mob. Once inside the apartment they realised that Romeo’s daughter was not there but laying on the sidewalk. One of them took the blacksmith’s welding machine and threw it at the immobile body, missing it by inches. An ambulance on the way to someplace was stopped: while Romeo’s daughter was carried inside the mob continued beating her, while unconscious, and the ambulance crew that eventually managed to escape.


Note: this event took place in December 2008. Names have been suppressed for fear of retaliation. No authority wants to touch the case, given that invading chavistas seem to be part of the regime's paramilitary groups.